La violencia está considerada por la OMS como un problema de salud pública. Es un tema que se ha acrecentado notablemente en Latinoamérica. Padres, Docentes y la familia completa son los primeros que necesitan estar alerta para identificar y conocer este terrible flagelo, que entra sin aviso cuando somos niños, se imita pensando que es una manera de interrelacionarnos en nuestro grupo familiar y la escuela, y se termina de instaurar con mucha firmeza a través de los medios de comunicación masiva, los video juegos y modelaje de personas influyentes en la sociedad.
En el desarrollo de estos dos artículos se presentarán algunos conceptos de violencia, para dar a conocer diferentes perspectivas y sus tipos, con la finalidad de reconocerla. Le daremos especial énfasis a cómo prevenir y abordar los primeros indicios de violencia, con el objetivo de disminuir a corto, mediano y largo plazo el incremento de la violencia en nuestra juventud, responsabilizando para ello a la escuela y la familia, las cuales deben estar enlazadas para que cada una asuma su papel protagónico en la formación moral, ciudadana y de valores.
Según J. Galtung (1985) define la VIOLENCIA como algo evitable que obstaculiza la autorrealización humana explicando que las personas sufran realizaciones afectivas, somáticas y mentales, (…) por debajo de sus realizaciones potenciales.
Así mismo, Jordi Planella (1998) la considera como aquella situación o situaciones en que dos o más individuos se encuentran en una confrontación en la cual una o más de una de las personas afectadas sale perjudicada, siendo agredida física o psicológicamente.
Lain Joxe dice que «la violencia tiene que ver con el intento de controlar a la sociedad mediante la centralización del saber». Nos llama la atención esta frase centralización del saber, porque definitivamente privar a otros de conocimiento para mantenerlos sometidos, también es una forma violenta de proceder y muchas veces es desconocido, pasando desapercibido por quienes están expuestos a esta situación.
Para nosotros la violencia es obligar a otra persona a que realice algo que no desea y que va en su perjuicio o deterioro, utilizando la fuerza física, presión verbal y psicológica o bajo cualquier otro tipo de agresión. Pero, esto es sólo un concepto, para identificarla y reconocerla.
En esta primera entrega, mencionaremos los tipos de violencia y algunas sugerencias para los padres y adultos significativos de cómo prevenirla y abordarla en la familia. La violencia según la Organización Mundial de la Salud se divide de acuerdo a quien comete el acto en:
- Violencia autoinflingida, que corresponde a comportamientos suicidas y autoagresiones.
- Violencia interpersonal, que se genera en la familia, la pareja o la comunidad.
- Violencia colectiva relacionada con lo social, la política y la economía.
Para entender un poco más, cómo puede entrar la violencia en la vida de las personas es fundamental preguntar ¿Cómo es el ambiente que rodea a los niños, niñas y adolescentes actualmente?
En la sociedad contemporánea se promueve con gran vehemencia y exaltación la competitividad, la supervivencia del más fuerte, el enfrentamiento y la rivalidad. Como también, modelos violentos que aparecen continuamente en la calle, en el deporte, en el cine y en Internet.
Otra realidad, se suscita en el ambiente familiar, cuando las relaciones emocionales y de convivencia entre padres e hijos son insanas, es decir, irrespetuosas, cuando abunda el autoritarismo y existe una comunicación disfuncional.
También es un factor fundamental la ausencia de uno o de ambos padres, ya sea, por motivos de muerte, divorcio o laborales, originando desatención, soledad, ira y abandono que afecta en el desarrollo psico- socio – emocional del niño (a) y su educación en valores.
Por consiguiente es trascendente tener en cuenta, el papel de la familia en lo que respecta a la relación emocional del niño con sus padres, los modelos paternos y maternos de disciplina y las relaciones mutuas entre sus cónyuges.
Estamos consientes que este problema es multifactorial y que no podemos pensar en una receta única para disminuirla, pero deseamos proponer algunas sugerencias que pueden contrarrestar la violencia en las familias:
- Modelar constantemente a los hijos un trato cordial y respetuoso entre los integrantes de la familia, con los vecinos y con los otros en general.
- Empezar a temprana edad hablar con los hijos sobre temas difíciles antes de que otras personas los confundan, con explicaciones que carezcan del sentido de valores que usted desea inculcarles.
- Aprovechar cualquier oportunidad para iniciar las conversaciones con nuestros hijos utilizando palabras sencillas y cortas, con explicaciones directas y honestas.
- Fomentar un ambiente abierto donde los hijos se sientan en libertad de preguntar cualquier cosa – independiente del tema – sin miedo a las consecuencias.
- Comunicar los propios valores (destacando la paciencia, la perseverancia y la honestidad) para así brindar una orientación moral.
- Escuchar a los hijos incrementando su auto-estima y haciéndoles saber que son muy importantes para sus padres.
- Mostrar paciencia al escuchar a los hijos, permitiéndoles pensar a su propia velocidad y haciéndoles saber que bien valen nuestro tiempo.
Esperamos que estas líneas, hayan contribuido a detectar y a cómo manejar la violencia presente (de una manera u otra) en los hogares. En la segunda entrega, expondremos algunas sugerencias para prevenir y abordar la violencia en el ámbito escolar.